Sobre hadas y duendes

SOBRE HADAS Y DUENDES EN GENERAL
Actualmente, son las hadas quienes tienen el control del Mundo Diminuto. Hay muchos tipos y no siempre es fácil distinguirlas, ya que dependiendo de la zona pueden conocerse por distintos nombres y presentar algunas variaciones. En esta pequeña guía seguiremos el orden en el van apareciendo a lo largo de la novela, pero antes hay que hablar de algunas características que son comunes a todos los seres diminutos.

El mundo etéreo no es visible a los ojos físicos. Existe en una dimensión paralela a la nuestra pero hay puntos a través de los cuales podemos conectarnos. La dirección de esos contactos, por regla general, va del etéreo al físico, o sea al humano.

Dado que el cuerpo de estos seres no es como el nuestro, es difícil describirlos. Su materia es mucho más sutil y pueden adoptar distintas formas y tamaños a voluntad propia. No obstante, cada tipo de elemental tiene sus propias características corporales y hay variaciones en el grado de materialidad. En su estado natural, el cuerpo de las hadas está rodeado de una luminosidad que se expande o contrae dependiendo de lo que en ese momento piensen o sientan. Pocos tienen alas y no existe el polvo de hadas.

Los seres diminutos nacen, crecen y mueren como nosotros, aunque su ciclo de vida es mucho más largo: viven unos 500 años. Los partos son indoloros ya que los niños nacen sin cordón umbilical y su materia física no sufre apenas roces ni desgaste. La muerte de su cuerpo etérico es igual que la nuestra pero, como no tienen un alma individual, cuando llega este momento, se funden en el alma del grupo y se pierde la que fue su personalidad. Sin embargo, hay algunas formas en que pueden obtener el alma individual que tanto ambicionan. Sobre este tema volveremos más adelante porque tiene relación directa con nosotros, los humanos.

Los más sutiles comen miel, frutas, leche, mantequilla y otros manjares procedentes de la naturaleza que preparan ellos mismos. Aunque también hay duendes que son carnívoros, e incluso carroñeros.

Viven en poblados rodeados de bosques y sus casas están hechas de los materiales que ofrece la tierra, como piedras, barro, paja, cortezas… Son buenos artesanos y constructores pero sus viviendas y objetos no son exactamente iguales a los nuestros. En su mundo, todo está impregnado de materia feérica, de manera que también son más sutiles. En cambio, son incapaces de leer, escribir o contar.

Las estructuras sociales son rígidas. Cada grupo tiene su rey o reina y a nadie se le ocurriría discutir sus decisiones. Antiguamente el cargo era electivo; ahora algunos han optado por el sistema hereditario siempre y cuando haya un descendiente directo y el rey entregue explícitamente el poder a su hijo. Los seres diminutos viven en grupo y les cuesta separarse de su gente, pero cuidado con los solitarios: suelen ser individuos que han sido separados de su comunidad por haber roto las reglas. Estos se van degradando y llegan a ser muy peligrosos.

Su ocupación principal consiste en cuidar el aura de los seres de la naturaleza, sean vegetales o animales. Sienten verdadera admiración por la belleza de cada pétalo, cada tallo de hierba, cada gota de agua. En su tiempo libre disfrutan con la música y la danza.

Hay muchas discusiones sobre su naturaleza moral. Esto se debe a que no todos son iguales. Existen hadas y duendes benignos, tanto por su actuación en el mundo feérico como por su actitud hacia los humanos. Pero también los hay malignos. Algunos seres diminutos disfrutan encantando a los hombres, cambiando a sus bebés enfermos por los nuestros o echándonos maldiciones. Otros se instalan en nuestras casas y gastan bromas pesadas. Y hay unos pocos que son capaces de hacernos favores. Respecto a los favores, todos están obligados a devolver los que un humano les haga y castigan las ofensas que reciban.

Sólo podemos verlos si ellos quieren. Los niños muy pequeños suelen oírlos; algunos incluso los ven, pero al crecer se pierde esta capacidad. Los animales domésticos, en cambio, siempre los detectan. Cuenta la tradición que hay formas de verlos, como untarse determinados ungüentos en los ojos. Pero no aconsejo a nadie que lo intente: el precio puede ser fatal. A casi ninguno le gusta el mundo de la gente grande, como suelen llamarnos. Odian los ruidos, el humo, los olores y el mal trato que damos a la Naturaleza. Sólo se muestran ante quienes no los buscan y escogen con muchísimo cuidado los pocos humanos con los que se comunican.

LAS HADAS DE AGUA

Las hadas acuáticas, tanto las de agua dulce como salada, son muy numerosas. Las sirenas o nereidas son las más conocidas por los cuentos infantiles. Viven en los mares y tienen cola de pez. Es raro verlas, ya que viven en las profundidades.

En cambio, las ninfas que habitan en arroyos, cascadas, fuentes o cualquier otro lugar con agua, salen a la superficie con relativa frecuencia y hay muchos testimonios de su contacto con los humanos. Son muy hermosas, suelen tener los ojos verdes y les encanta pasar las horas peinando sus largos cabellos y mirándose al espejo. Cuando salen del agua es para sentarse, sobre una roca o sobre el césped a la orilla del agua, completamente desnudas o con una túnica blanca. Su coquetería les lleva a seducir a hombres humanos y son las hadas que con más frecuencia se casan con ellos.

Las ondinas pueden pasar muchos días fuera del agua, pero se las reconoce porque, en cuanto se alejan de su elemento, sus pies cambian para adoptar la forma de las patas de una oca o un pato. Personalmente, creo que son las responsables de la reciente moda de usar botas en verano.

Viven en ciudades sumergidas de gran belleza. Utilizan con sabiduría los dones de las aguas y la tierra para alimentarse y obtener cuanto necesitan, pero si algo les gusta no tienen el menor reparo en robarlo. Sin embargo, jamás perdonan a quien las roba. Guardan con celo particular sus espejos y sus peines, de manera que nunca debes aceptarlos aunque te los ofrezcan.

Si les caes bien, pueden hacerte grandes favores, como  regalarte un tesoro o profetizar el futuro. Pero si no les gustas, las ofendes o no correspondes a sus atenciones pueden ser peligrosas, ya que lo más probable es que te ahoguen.

Su misión en el mundo consiste en mantener el equilibrio de las aguas y de cuanto vive en ellas, por lo que resulta poco aconsejable tirar basura en sus dominios. Hace muchos siglos, la gente solía llevar ofrendas de vino y manjares a los ríos y las fuentes. Cuando ahora alguien arroja botes, plásticos o colillas, se lo toman como un insulto.

SOBRE LOS  DUENDES

Antes de empezar a hablar de duendes, conviene explicar que su clasificación es muy complicada. Como ya os he dicho anteriormente, las hadas reciben distintos nombres en cada región, pero más o menos conservan las mismas características. En el caso de los duendes, no es así. Estos seres no sólo reciben nombres variados; también hay diferencias entre los duendes de la misma especie que viven en distintas áreas. Es fácil comprender el motivo: aunque están conformados por la misma sustancia etérea que el resto de los seres del Mundo Diminuto, son menos sutiles.

Se les ha catalogado de muchísimas maneras. En Samarana he recogido los que más me llaman la atención y voy a seguir el mismo esquema para hablar de ellos en esta página. En lugar de explicar cómo son los trasgos asturianos, los manchegos y los catalanes, por ejemplo, salvaré las diferencias refiriéndome sólo a los rasgos comunes. Pero debe quedar claro que hay duendes de la naturaleza y duendes domésticos, así como benéficos y maléficos. Los domésticos, como ya habréis imaginado, son los que por el contacto prolongado con los humanos se han acostumbrado a nuestro mundo y viven aquí permanentemente.

LOS ELFIATES

También se conocen como duendes vampiro. Se dice que proceden de los trasgos, pero son más malvados y se han desarrollado aparte durante cientos de años. Estos seres tienen su poblado en el Mundo Diminuto, pero hacen incursiones frecuentes al mundo grande para comer. Se alimentan de nuestra energía y suelen atacar por la noche, cuando aprovechan el sueño de los humanos para ponerse sobre el pecho o garganta de su víctima. Luego acercan su boca a la del humano y aspiran con fuerza la energía vital, lo que produce una horrible sensación de agotamiento por la mañana.

Las personas que son atacadas por elfiates sienten una opresión desagradable, y poco a poco, van perdiendo las fuerzas. Estos duendes pueden provocar la muerte, pero no suelen llegar tan lejos. Toman poco alimento en cada ataque y, cuando el humano pierde demasiada fuerza, prefieren cambiar de víctima para absorber una energía más vigorosa.

En su estado natural son más pequeños que otros duendes y se les reconoce por sus manos peludas, con cuatro dedos gordos y cortos y unas afiladas uñas que se curvan y terminan en pico. Llevan espadas, como los tardos, pero no han superado la prohibición del hierro y las hacen de madera o piedra. Sus formas favoritas cuando se dejan ver son la de una mano o la de un perro negro. Más adelante os contaré cómo protegeros de estos y otros duendes peligrosos.

LOS TRASGOS

También pertenecen al grupo de duendes domésticos, y son los más asentados en nuestro mundo. Su aspecto no resulta agradable: de algo más de medio metro de altura, tiene la piel oscura cubierta de vello, los dedos en forma de garra, la nariz aplastada y una boca enorme. Tienen una gran habilidad para imitar los sonidos de los animales, son muy rápidos y su ocupación favorita consiste en gastar bromas pesadas, pero casi nunca peligrosas. Son muy glotones y golosos, por lo que el olor de los dulces caseros les resulta irresistible.

Los más tranquilos adoptan la apariencia de pequeños hombrecillos y se instalan en el interior de las viviendas humanas, donde están abrigados y disponen de comida cuando se les antoja. Por lo general se limitan a esconder objetos o cambiarlos de sitio. Prefieren las casas habitadas por mujeres y se sabe de algún caso en el que el trasgo, en vez de ser un incordio, ayuda en las tareas domésticas.

Pero la mayoría prefiere vivir en los caminos o zonas arboladas cercanas a pequeños núcleos urbanos. Se hacen sus propias madrigueras, viven de lo que cazan, recolectan o roban a los vecinos y se hacen la ropa con cortezas de árbol cosidas con musgo. Entre estos se encuentran los trasgos apedreadores, que se dedican principalmente a tirar piedras a los caminantes. Otra diversión de estos seres consiste en engañar a los humanos. Para ello se aparecen como animales o niños en apuros y se ríen de la gente que intenta ayudarlos. También les gusta esconder la ropa de los que van a nadar a los ríos, dispersar al ganado, espantar a los perros…

LAS HADAS DE LOS ANIMALES

Las hadas de los animales difieren mucho unas de otras. Comparten las madrigueras o cubiles de los animales que cuidan y participan del espíritu de sus protegidos, por lo que su comportamiento depende del animal con el que convivan. De esta manera, un hada de hormiga no se comporta igual que una de tigre.

Se las distingue porque, aunque su aspecto es similar al nuestro, en lugar de pies tienen las patas de sus animales y las ocultan con largas faldas hechas con los materiales orgánicos que encuentran en su hábitat. También comen el mismo alimento que sus protegidos, no la parte física sino su equivalente energético, y viven el mismo tiempo.

Su misión consiste en proteger el equilibrio del reino animal. Por eso nos odian. Su gran enemiga no es la enfermedad, sino la acción del hombre. Antiguamente vivían sobre la tierra grande y sus animales gozaban de libertad. Pero poco a poco, a medida que los humanos fuimos ocupando sus hogares, tuvieron que retirarse al mundo feérico para sobrevivir.

Actualmente, la raza de las hadas de los animales avanza hacia la extinción. Las que menos sufren este problema son las de los domésticos, pero padecen el mismo trato que demos a sus perros, gatos o gallinas. Procuran mantenerse en el mundo elemental para no tratar con nosotros. Son especialmente sensibles a los sentimientos que mostramos hacia sus protegidos; si molestamos a algún animal lo azuzarán contra nosotros y, si tienen la oportunidad, nos atacarán personalmente. Aunque esto sólo sucede cuando se trata de animales que conservan la libertad, ya que los otros están muy debilitados.

LOS MENOS

Antiguamente vivían en Francia, Inglaterra, Escocia y todas las zonas campesinas de España, donde inicialmente se instalaron en Aragón, aunque ahora se encuentran refugiados en las Hurdes. Tienen rasgos antropomórficos y son los duendes más pequeños de todos, característica que les da el nombre.

Son muy traviesos y juguetones. Cuando se acercan a las viviendas humanas es para hacer ruidos leves y cristalinos, suspiros o rumores continuos y sin sentido. Pueden dar saltos de hasta cinco metros de longitud o brincar toda la noche sin cansarse. También les gusta esconderse en cajas para asustar a quien la abra antes de salir corriendo. Siempre van en grupo y no son peligrosos, aunque resultan muy molestos cuando deciden no dejar dormir a alguien.

LOS NUBLEROS

Son duendes de aire asentados en el norte de la península. Les divierte jugar con las nubles, desatar tormentas, provocar granizadas, competir por quién consigue el trueno más ruidoso o el rayo más potente… Los humanos les interesamos poquísimo ya que apenas tienen contacto con nosotros. Ni siquiera les molestan los aviones, ya que el ruido les atrae y las estelas son fenómenos diferentes que aprovechan como pistas de carreras. También les gusta contemplar los destrozos que ocasionan en la tierra después de jugar con los fenómenos atmosféricos.