Cuentos de duendes


La gallina duende, de Fernán Caballero
Una mujer vio entrar en su corral una hermosa gallina negra, la que a poco puso un huevo que parecía de pava, y más blanco que la cal. Estaba la mujer loca con su gallina, que todos los días ponía su hermosísimo huevo. Pero hubo de acabársele la overa, y la gallina dejó de poner, y su ama se incomodó tanto, que dejó de darla trigo, diciendo:
—Gallina que no pone, trigo no come.
A lo que la gallina, abriendo horrorosamente el pico, contestó:
—Poner huevo y no comer trigo, eso no es conmigo.
Y abriendo las alas, dio un volteo, se salió por la ventana y desapareció, por lo que la mujer se cercioró de que la tal gallina era un duende, que se fue sentido por la avaricia de la dueña.

El duendecillo fraile, de Fernán Caballero
Había una vez tres hermanitas que se mantenían amasando de noche una faneguita de harina. Un día se levantaron de madrugada para hacer su faena, y se la hallaron hecha, y los panes prontos para meterlos en el horno, y así sucedió por muchos días. Queriendo averiguar quién era el que tal favor les hacía, se escondieron una noche, y vieron venir a un duende muy chiquito, vestido de fraile, con unos hábitos muy viejos y rotos. Agradecidas le hicieron unos nuevos, que colgaron en la cocina. Vino el duende y se los puso, y en seguida se fue diciendo:

Frailecito con hábitos nuevos,
ni quiere amasar, ni ser panadero.

Esto prueba, niños míos, que como el duendecito hay muchos, que son complacientes y oficiosos hasta que logran un beneficio, y que una vez recibido, no se vuelven a acordar de quien se lo hizo.